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Hace alrededor de un mes una familia recurrió a una compañía que blinda autos en Santiago. El grupo irá de vacaciones de invierno a Pucón, y en vista de que tendrán que transitar por las rutas de La Araucanía, optaron por tomar esta medida de seguridad. No son los únicos. Poco a poco son más los particulares que, ante el aumento en los indicadores de violencia en el país, cotizan esta alternativa como una posibilidad para sentirse más seguros.
“El ‘boom’ de la delincuencia ha transformado esto en una necesidad en crecimiento”, afirma Rodrigo Rivera, gerente general de Blindatek, empresa a la que recurrió la familia para el blindaje de su vehículo.
Rivera explica que fue durante el año 2019 que empezaron a ver los primeros atisbos de que esto se convertiría en un requerimiento de sus clientes.
“Si tuviera que hacer un resumen, diría que esto parte posterior al estallido social. En Sudamérica, Chile era el único país que no poseía blindadoras o que tenía este negocio poco desarrollado. Producto de eso a nosotros nos empiezan a llegar muchos requerimientos tanto de grupos económicos, empresarios, para destinar ciertos vehículos a que fuesen blindados, para protegerlos en caso de que tuvieran que destrabarse de alguna encerrona, y que eso les permitiera chocar a los delincuentes hacia adelante o hacia atrás”, relata.
Otro ejemplo de un particular que ha llegado a solicitar sus servicios es el dueño de una cadena de restaurantes que tiene locales en distintas comunas del país y, en vista de que tiene que visitarlos frecuentemente, también optó por blindar su auto. Y está el caso más extremo, que es el de empresas forestales en la Macrozona Sur que han buscado esta protección porque a sus trabajadores les han ido a disparar a las faenas.
De acuerdo con cifras de la Policía de Investigaciones, presentadas en su cuenta pública este 23 de junio, existe un alza de 21,5% de casos vinculados a homicidios al comparar los primeros cinco meses de los años 2021 y 2022. Asimismo, el uso de armas de fuego en los delitos tuvo un incremento de un 58,8%.
Además, hasta el 19 de junio de 2022, los casos policiales reportados por Carabineros en el Sistema Táctico de Operaciones Policiales (STOP) han tenido un aumento explosivo. Por ejemplo, el robo violento de vehículos (como portonazos, encerronas, asaltos) pasó de 2.707 casos entre enero y el 19 de junio de 2021 a 5.852 casos en el período que va de enero al 19 de junio de 2022; un aumento de 116%.
Daniel Johnson, director de la Fundación Paz Ciudadana, asegura que “estamos viviendo uno de los momentos en que la ciudadanía se siente más atemorizada y más en riesgo de ser víctima de delitos en Chile”.
Los resultados de 2021 del Índice de Paz Ciudadana, que elabora la Fundación, muestran que si bien en septiembre de 2018 el porcentaje de personas que se ubicaban en el nivel de “temor alto” era de 10,4%; año a año ese número ha ido creciendo, pasando a ser 19,6% en 2019 hasta llegar a 20,4% en 2021.
“Estamos teniendo una mutación del delito, los delitos están siendo más violentos… También estamos viendo una mayor tasa de homicidios cometidos con armas de fuego. Si bien es muy importante dejar claro que Chile no está al nivel de otros países latinoamericanos en que el blindaje de los autos es una acción mucho más difundida, estamos en un aumento y eso es lo que está generando esta sensación de temor”, dice Johnson a El Líbero.
El tema de conversación en un almuerzo con ejecutivos del mundo financiero en el barrio El Golf, hace un par de semanas, era si resultaba más rentable blindar un vehículo en Chile, o traerlo importado ya blindado.
“La gran barrera de esto es el precio, porque en el fondo pudiera ser algo mucho más masivo, pero dado que es un producto caro los primeros que se blindan son empresarios importantes o personas políticamente expuestas”, plantea el gerente general de Blindatek, quien incluso se ha paseado por la posibilidad de estudiar opciones de financiamiento para este servicio, ante la cantidad de solicitudes de cotizaciones que recibe.
Otro ejemplo es que al buscar en Google “autos blindados en Chile”, una de las primeras páginas en aparecer es la de BMW ofreciendo “sofisticados vehículos blindados y servicios relacionados con la seguridad”.
Rivera explica que los materiales y la instalación de los blindajes es similar en Chile o en el exterior, siempre y cuando la compañía contratada se apegue a las regulaciones internacionales que existen para este rubro.
“Si nosotros vamos a blindar para un cierto nivel y la norma dice que hay que ocupar el material A, B y C, mientras utilicemos ese material, ejecutemos correctamente el procedimiento y teniendo la mano de obra calificada, el resultado de ese blindaje tiene que ser igual que el traído de afuera”, argumenta.
Y en su caso se ha notado la diferencia. Es así como en todo el 2021 blindaron seis vehículos para particulares, y en los seis primeros meses que van de 2022 ese número ha aumentado y han revestido con el material especial que detiene las balas a unos 20 vehículos. En estos dos años, la empresa también ha trabajado con instituciones vinculadas al Estado.
Daniel Johnson plantea que el ciudadano al tomar esta decisión tiene que tener claro “en qué situación me defiende un blindaje: ¿Va a significar que yo voy a estar encerrado en un auto sometido a disparos desde el exterior hasta el cansancio? ¿Es más segura esa situación que entregar el vehículo? ¿Me va a permitir escapar? Hay que entender correctamente cuál es el beneficio que yo espero tener con el blindaje para ver si me lo entrega”.
El experto en seguridad plantea que el usuario también debe considerar “los riesgos” que podría acarrear blindar un vehículo, tanto para el conductor como para quienes lo rodean en las vías.
Frente a estas dudas, Rivera responde: “Cuando blindas un auto no es para que te quedes y que te descarguen el cartucho o te disparen. Resiste las balas, pero tienes que irte; y una de las cosas que debemos hacer es que los ‘destrabemos’ para que se puedan escapar y no les pase nada, no entre ningún proyectil”.
Además, coincide en que “en el blindaje una de las cosas que hay que entender es para qué tú te quieres cubrir. Cuando alguien viene le pregunto ‘para qué te quieres proteger’. Si la respuesta es temor a un asalto o a un portonazo. Entonces, la persona se quiere cubrir para un arma corta, de puño, la pistola, con balas de calibre 9 milímetros”.
Esa respuesta además determina la combinación de materiales que se van a utilizar, que son más livianos que si la persona buscara protección para el disparo con un fusil, como puede ocurrir en el caso de la Macrozona Sur.
El National Institute of Justice (NIJ) define los distintos niveles que hay para el blindaje.
El Nivel I protege para pistolas con munición de calibre .38 Special. El IIA para munición calibre 9 milímetros; y el IIIA protege de la munición calibre .44 Magnum (y, en consecuencia, también de la 9mm). El IIA y el IIIA son los niveles que recomienda Blindatek para protegerse de la delincuencia común.
En cambio, si la persona está buscando protegerse de un rifle de alto poder, por ejemplo, los utilizados en la Macrozona Sur en donde han sido decomisados por las policías fusiles AK-47 y rifles M16 el nivel es superior e implica la utilización de acero; para evitar que lo traspase la munición calibre 7.62.
El material principal de blindaje para los niveles IIA y IIIA es el Kevlar, una fibra de aramida laminada a alta presión y temperatura. El grosor del Kevlar dependerá del nivel que la persona elija. El vidrio utilizado también es especial. En el blindaje es obligatorio cambiar todos los vidrios del vehículo. En el caso de Blindatek utilizan uno de 19 milímetros de grosor, en cuyo borde, por dentro, hay una lámina de acero.
Y si el blindaje es con acero, el vidrio pasa a tener un grosor de 40 milímetros.
“Además de las certificaciones internacionales, tenemos que certificar el material en Chile y esto lo hacemos en los laboratorios del Ejército de Chile y Carabineros, que son las únicas instituciones que pueden disparar y hacer la prueba balística”, explica Rivera.
Agrega que al blindar “hay una intervención del vehículo completa. El vehículo se cubre en todas sus ‘zonas opacas’, que es donde no hay vidrio. Se utiliza Kevlar de distintas capas o espesores, que viene certificado internacionalmente. El auto se desarma y se cubre con Kevlar. Eso evita que entre una bala por el sector donde el auto está pintado. El otro flanco del vehículo son los vidrios, llamados ‘zonas transparentes’. Todos los vidrios se reemplazan por otros con protección balística”.
Para dar forma al Kevlar, explican en Blindatek, se hacen patrones del auto en cartón, este se pasa a la lámina de Kevlar, se corta con una sierra caladora, luego se mete al horno para moldear y, por último, se instala con un adhesivo especial que también es importado.
Desde la blindadora hacen una salvedad: no todos los vehículos se pueden blindar.
Detallan que se necesita un vehículo de cierta motorización hacia arriba y que tenga chasis.
Juan Pablo Urrutia, gerente comercial de Blindatek, señala: “En el caso del blindaje para pistola, con Kevlar, se interviene el auto con entre 180 y 210 kilogramos. El auto, al mismo tiempo, tiene que seguir comportándose de forma normal. Por tanto, blindar un Kia Morning es inviable, porque con el peso de cuatro adultos está al límite. Si le pones 200 kilos de blindaje no se va a mover. Hay ciertas tolerancias que permiten los distintos modelos de autos y en el blindaje internacional hay ciertos modelos que se blindan más que otros”.
Los modelos de vehículos que más se blindan son los SUV (del inglés sport utility vehicle).
Considerando su tamaño, la cantidad de vidrios que tenga el auto y el nivel de blindaje que se elija es que se define el precio. El valor de un blindaje puede rondar entre los 18.000 y los 27.000 dólares, es decir, va desde los $16.5 millones a los $24.8 millones.
En el balance policial de Carabineros de este 22 de junio entregaron otras cifras. En 2022 han incautado 11.737 kilos de droga; 1.507 armas de fuego; han desarticulado 411 bandas delictivas y recuperado 11.393 vehículos. Además, a través del llamado Plan Encerronas han detenido a 69 personas, el 100% de éstas en flagrancia.
Para Daniel Johnson, director de la Fundación Paz Ciudadana, es importante “no normalizar la delincuencia”.
“Necesitamos que la Fiscalía tenga una mayor capacidad para desarticular las bandas delictuales y que los municipios, en conjunto con las delegaciones presidenciales, con las gobernaciones, hagan su trabajo en el territorio para evitar que las personas se involucren en situaciones delictuales. Si ese trabajo lo hacemos correctamente vamos a evitar la ocurrencia de delitos, que es lo que evidentemente todos como sociedad queremos”, asegura Johnson.
Para Rodrigo Rivera, actualmente existe una escasez de oferta especializada en el sector blindaje y “cada vez más clientes buscan sistemas que le brinden mayor seguridad en sus automóviles para ellos y su familia ante el aumento descontrolado de la delincuencia en nuestro país”.
De acuerdo con la última encuesta del Centro de Estudios Públicos, un 50% considera que la seguridad es uno de los tres principales problemas que el Gobierno debería enfrentar.
“Es una necesidad que el país no tenía. Todos andábamos tranquilos en auto y nunca pensamos que en una autopista un tipo se iba a atravesar adelante y te iban a bajar del vehículo”, plantea Urrutia.
Señalan casos como el de Tamara, la niña que falleció en medio de una encerrona en Huechuraba, como otro de los detonantes que despiertan el interés de las personas en el blindaje. Otro caso, es el del guardia de seguridad que falleció el pasado viernes, en el intento de robo a un camión de carga en la Ruta 68. El vehículo de seguridad en el que se desplazaba, y que iba escoltando el camión, recibió al menos 10 impactos de bala.
“Nuevamente, el sentido del blindaje no es moda, no es tuning automotriz, no es para que el auto se vea más lindo. Es un tema de proteger la vida de los ocupantes, por lo tanto cosas como no bajar los vidrios, que puede ser básico en un auto, acá se pierde porque hay un fin superior, que es proteger la vida de los pasajeros”, afirma Urrutia.
Señala Johnson que es mucho más efectivo “blindar el país” contra el ingreso de bandas delictuales y su proliferación: “Ese es el principal blindaje que tenemos que desarrollar. Mucho más que normalizar la situación de blindar un vehículo porque evidentemente eso tiene muchas aristas que pueden ser hasta difíciles de imaginar. Como ¿qué pasa con las mismas bandas delictuales que podrían tener intención de blindar?”.
“Sí es un problema que estamos teniendo delitos más violentos, que estamos teniendo un aumento del delito que podemos relacionar con crimen organizado, que estamos teniendo mayor tasa de homicidio y que eso está generando un nivel de temor en la ciudadanía y, por lo tanto, es natural que la ciudadanía busque caminos para tratar de evitar ser víctima del delito, para sentirse más seguro. Ahora, ponemos las alertas en que cada una de las medidas que uno toma tiene consecuencias”, apunta Johnson.
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