El collar castreño descubierto en la octava campaña de excavaciones en el castro de San Lourenzo de Cereixa —en A Pobra do Brollón— es un hallazgo arqueológico que no tiene precedentes en el sur de la provincia. «Coñécense outras pezas deste tipo que apareceron en diferentes xacementos castrexos de Galicia, pero que nós saibamos, nas comarcas do sur lucense aínda non se encontrara nada parecido» , señala Xurxo Ayán, director técnico de las excavaciones. Adornos similares, añade, fueron descritos en Viladonga —en el municipio de Castro de Rei— y en Castro Landín —en el concello pontevedrés de Cuntis—, entre otros lugares.
Las piezas del collar halladas hasta ahora en Cereixa son veintitrés cuentas elaboradas con pasta de vidrio y con hueso, pero todavía puede aparecer alguna más. Ayán apunta a este respecto que aún falta cribar una cierta cantidad de sedimentos —dos cestos de gran tamaño— extraídos del mismo lugar donde apareció el antiguo ornamento, por lo que no se descarta la posibilidad de que se descubran otros elementos de este tipo.
Las cuentas de pasta vítrea, según creen los investigadores, son de fabricación local. En otros yacimientos castreños gallegos —especialmente en el área litoral— aparecieron numerosas piezas hechas de este material, pero de las que se sabe con certeza que son de origen púnico o cartaginés y que llegaron a Galicia a través de relaciones comerciales. «O que sucede é que as doas de procedencia púnica son moi diferentes e inconfundibles, son de cor azul cobalto e teñen unha tipoloxía e unha ornamentación moi características que non aparecen nestas pezas» , explica Ayán.
Los habitantes del castro de Cereixa, apunta asimismo el arqueólogo, poseían una tecnología suficientemente desarrollada como para producir ellos mismos este material. Algunas de estas cuentas, según todos los indicios, contienen pequeñas cantidades de oro pulverizado. «Para fabrica a pasta de vidro fai falta sílice, cal e algún fundente que pode ser potasio ou sodio» , indica el investigador. «Todos eses materiais poden ser conseguidos no entorno do castro, e sabemos que os ríos desta territorio arrastraban ouro» , agrega.
Los investigadores consideran que el collar fue fabricado probablemente entre los siglos I y II antes de la era cristiana, basándose en una datación con carbono 14 realizada el año pasado en la misma zona del yacimiento en la que se descubrió la pieza. Por otro lado, Ayán apunta que los hallazgos realizados en otros yacimientos muestran que durante ese período —la segunda Edad del Hierro— los ornamentos de este tipo empezaron a proliferar en las comunidades castreñas gallegas. «Son como unha imitación vulgar ou popular dos colares de ouro, unhas xoias moito máis valiosas que seguramente eran típicas das clases dominantes» , comenta.
Los arqueólogos que estudian el castro de Cereixa no pueden determinar a qué tipo de persona perteneció el collar castreño. «Non sabemos se foi utilizado por unha muller, por un home ou por un neno, pero é moi probable que tivese algún significado simbólico, porque todo fai pensar que os ornamentos tiveron moita importancia como símbolos na sociedade castrexa» , dice Ayán. «Pode que estivese vinculado a algún ritual ou algunha outra tradición propia da sociedade na que foi fabricado e utilizado» , sugiere.
El collar será estudiado próximamente en el laboratorio por las restauradoras Yolanda Porto y Carolina Casal, que han publicado estudios sobre piezas ornamentales de esta clase encontradas en otros yacimientos castreños de Galicia. En la investigación se intentará determinar con más precisión los materiales con que fue fabricado. Las piezas de hueso —en opinión de los investigadores— podrían estar hechas con pedazos de cuernos de algún animal.
Xurxo Ayán puntualiza por otra parte que en el lugar de Abuíme —en el municipio de O Saviñao, donde se encuentra un conocido dolmen— apareció en la década de 1920 otro antiguo collar que fue estudiado en su día por Florentino López Cuevillas y otros arqueólogos. Pero esa pieza ornamental es de origen neolítico y por lo tanto mucho más antigua que la de Cereixa, que se fabricó en un contexto cultural muy diferente.
Encuentran en un castro de A Pobra do Brollón un collar de la época prerromana Ainara Rodríguez / C. C. La octava campaña de excavaciones arqueológicas en el castro de San Lourenzo, en Cereixa (A Pobra do Brollón), finalizó con el hallazgo de un collar perteneciente a la época prerromana. Esta joya, de 23 cuentas hechas de hueso y pasta vítrea, fue encontrada en las estructuras castreñas por los arqueólogos en perfectas condiciones. Estas piezas de los siglos II y I antes de nuestra era se reunirán para poder reconstruir la pieza entera. Además del collar, el equipo arqueológico —dirigido por Xurxo Ayán— tenía intención de ampliar la zona de excavación entre el ábside de la iglesia castreña y la muralla. Para su sorpresa encontraron un muro monumental en excelente conservación, con medidas de 4 metros de alto y 8 de ancho. «Ao longo dos novecentos anos desde que se abandona ata que chega xente medieval, fóronse creando unha serie de depósitos de arxila e de area que protexeron o paramento —explica el arqueólogo director Xurxo Ayán—, polo que apenas hai derrubas e consérvase intacto» . Esta construcción está hecha con cuarcita y piedra seca y es uno de los pocos ejemplos del noroeste peninsular de murallas castreñas hechas con esta técnica constructiva. Seguir leyendo
Ainara Rodríguez / C. C.
La octava campaña de excavaciones arqueológicas en el castro de San Lourenzo, en Cereixa (A Pobra do Brollón), finalizó con el hallazgo de un collar perteneciente a la época prerromana. Esta joya, de 23 cuentas hechas de hueso y pasta vítrea, fue encontrada en las estructuras castreñas por los arqueólogos en perfectas condiciones. Estas piezas de los siglos II y I antes de nuestra era se reunirán para poder reconstruir la pieza entera.
Además del collar, el equipo arqueológico —dirigido por Xurxo Ayán— tenía intención de ampliar la zona de excavación entre el ábside de la iglesia castreña y la muralla. Para su sorpresa encontraron un muro monumental en excelente conservación, con medidas de 4 metros de alto y 8 de ancho. «Ao longo dos novecentos anos desde que se abandona ata que chega xente medieval, fóronse creando unha serie de depósitos de arxila e de area que protexeron o paramento —explica el arqueólogo director Xurxo Ayán—, polo que apenas hai derrubas e consérvase intacto» . Esta construcción está hecha con cuarcita y piedra seca y es uno de los pocos ejemplos del noroeste peninsular de murallas castreñas hechas con esta técnica constructiva.
Alejandra Ceballos López / S.F
© Copyright LA VOZ DE GALICIA S.A. Polígono de Sabón, Arteixo, A CORUÑA (ESPAÑA) Inscrita en el Registro Mercantil de A Coruña en el Tomo 2438 del Archivo, Sección General, a los folios 91 y siguientes, hoja C-2141. CIF: A-15000649.