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La Asociación de Profesorado de Música de Andalucía está denunciando el borrador de la nueva ordenación curricular para la ESO que ha preparado la Consejería de Educación. El motivo es que la asignatura de Música pasaría a ser optativa en 2º ESO, con lo que muchos niños de 12-13 años dejarían de tener contacto con la misma, al ser obligatoria sólo en 1º. Decía Platón que "la música es para el alma, lo que la gimnasia para el cuerpo" y que "es un arte educativo por excelencia, se inserta en el alma y la forma en la virtud". Por otro lado, Aristóteles concluía que la música expresa los movimientos del alma. El binomio alma/música. ¿Sabrán quiénes fueron esos grandes filósofos los redactores de la LOMLOE?

A veces uno se plantea si determinadas personas tienen ánima o solo poseen un vacío insondable estático e inamovible. Si la música es verdad que amansa las fieras, puede que la vean como su anatema. De ahí lo de ponerla en la mirilla. Lo cierto es que los cambios en los planes de estudios están decapitando las materias referidas a las artes y las humanidades de un modo progresivo y letal: las letras clásicas, la filosofía, o ahora la música, se encuentran en situación de busca y captura. En peligro de extinción. Cercenar la educación musical puede provocar un efecto mariposa indeseado que afecte a que haya menos niños que toquen instrumentos, o se apunten al conservatorio, o que monten bandas de rock. Entonces sí que estará todo perdido totalmente.

Como decía Saurom, uno de mis grupos de cabecera, en Música, tema que dio título a su último álbum: No me atrevo a imaginar / que te marchas un instante / Quiero amarte hasta que llegue el fin. Era un auspicio triste, pero certero, aquella letra de Narci Lara con música de Raúl Rueda. Lara, docente de música y músico multidisciplinar, divisó con ella el oscuro fondo de la realidad que se aproxima.

Andaba el otro día por Zahara de los atunes —playas imbatibles, el agua azul coral— y sentí la apremiante necesidad de escuchar canciones de No me pises que llevo chanclas. Cosas que pasan. Una de las que apareció en la lista de reproducción era esa del tipo que decía que comía de la música… porque merendaba sus propios discos de vinilo. Mientras tanto, el gobierno se merienda a la Justicia sentenciado a la carta a través de indultos que revuelven el estómago de las personas con honra, al tiempo que se saca de la chistera un proyecto de ley "abolicionista contra la explotación sexual" que prohibiría las producciones audiovisuales de contenido pornográfico, las revistas X y los contenidos de ese tipo para internet. Pudiendo compartir alguna de las premisas, lo cierto es que la cuestión chirría como el reguetón, aunque supongo que precisamente eso será lo buscado.

Música y porno. Quizás sean dos de las pasiones del alma que contemplaba Descartes, cuyas obras fueron colocadas en el índice de libros prohibidos de la Santa Inquisición. Los neoinquisidores millenials legislan, indultan, prohíben. Pero habrán de tener cuidado con los pasos dados en falso, o quizás tengan pronto que irse con la música a otra parte.

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