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Un buen picnic para reponer fuerzas tras la peregrinación romera a la Abadía del Sacromonte. / RAmón L. pérez
El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez lo definió bien: «Vivimos tiempos escabrosos, no es sencillo porque hay cosas que se han descolocado». Su homilía en la celebración del patrón de Granada, San Cecilio, tuvo su parte espiritual y también la más práctica «Creo que el año que viene hay que poner bancos fuera y pantallas», en alusión a las muchas personas que no podían acceder a la abadía -«siento el murmullo en la calle»- por las restricciones que, todavía existen y por la propia configuración del templo cuyas columnas dificultan la visión de los oficiantes y del magnífico retablo, de cuya restauración también habló con orgullo.
Era el día de un importante acto oficial y de una arraigada tradición, la de la romería que, por las circunstancias y por la meteorología -hacía fresquito hasta el mediodía- no recuperó una asistencia masiva, pero sí dejó claro las muchas ganas de disfrutarla.
A Laura y Antonio, con sus sillas plegables, se le iban los pies cuando nuestra tradicional Reja sonaba en el escenario donde, un año más, el Grupo Municipal de Bailes de Granada, lo daban todo para animar a quienes, incluso, habían engalanado una moto con traje de flamenca.
Ambientazo que vivía Eduardo Ortega, tan vinculado a los colectivo vecinales, que me obsequió con jamón y salaílla –cada cual llevó lo que pudo porque en esta ocasión no había reparto- que supieron a gloria tras la misa oficiada y el paseo entre romeros, previos a la bajada por el Sacromonte –inmenso- donde, de lejos, pude ver a Curro Albaicín.
Este año las comisarias de la celebración han sido las concejalas Ana Muñoz y Josefa Rubia y, entre los asistentes, el alcalde, Francisco Cuenca; los portavoces de PSOE, Jacobo Calvo; PP, César Díaz; y de Vox, Onofre Miralles, además de los tenientes de alcalde, José Antonio Huertas y Raquel Ruz, junto a otros miembros de la Corporación.
Del parlamento andaluz acudieron María del Mar Sánchez y Raúl Fernández, de Ciudadanos y Francisco Ocaña, de Vox; y no faltaron el Delegado de Cultura, Antonio Granados y la directora del Patronato de la Alhambra y el Generalife, Rocío Díaz, así como la diputada provincial, Mercedes Garzón.
Estuvo el teniente general jefe del Madoc, Jerónimo de Gregorio; el subdelegado de Defensa, Federico González; el coronel jefe de la Base Aérea, José Molino; y pude saludar al Jefe Superior de Policía de Andalucía Oriental, José Miguel Amaya; al comisario jefe principal, Jorge Infante; mientras que por parte de la Guardia Civil estaba Francisco Javier Arteaga; Francisco Barrios, de la Policía autonómica y José Antonio Moreno, de la Policía Local.
A la ceremonia no faltaron el vicepresidente de la Federación de Hermandades y Cofradías de la Semana Santa de Granada, Armando Ortiz; el responsable de la cofradía de los Gitanos, Francisco de Paula López; el presidente de la Fundación Andaluza de la Prensa, y medalla de Oro de la Ciudad, Ramón Burgos y tampoco faltaron el máximo responsable de la Real Maestranza de Granada, Ramón Uribe que, junto a Javier Benavides me adelantaron un precioso acto que, próximamente se va a celebrar. Ellos y la concejala Eva Martin me tendrán al tanto. Y espero contarlo.
Fue una bonita jornada – poco a poco recuperará su esplendor- en la que el equipo de Protocolo del ayuntamiento, como siempre, tuvo mucho que ver en su buen desarrollo; y con la Banda Municipal dirigida en esta ocasión por Carlos Atienza. Aprovecho para enviarle un gran abrazo a Ángel López Carreño, esperando que se recupere pronto.
Hubo más personas, conocidas y anónimas, que contribuyeron a «recolocarnos», porque nuestras fiestas vuelven a ser, eso, nuestras. Oí decir: «aquí estoy, como siempre». Y ese siempre es nuestro mejor ahora.